MAMA ANTULA, LA MUJER MÁS REBELDE DE SU TIEMPO

Así es el nombre del libro de las autoras Nunzia Locatelli y Cintia Suarez que revelan por qué María Antonia de Paz y Figueroa podría ser considerada la primera feminista del país. 

Nunzia Locatelli y Cintia Suárez, autoras de "Mama Antula"
Nunzia Locatelli y Cintia Suárez, autoras de "Mama Antula"

Perteneciente a una familia de Santiago del Estero, Argentina, en cuyas venas corría sangre de conquistadores, renunció a un matrimonio arreglado y al convento e hizo una promesa privada de castidad y pobreza. Siguió un solo mandato: el de su corazón.

 

Mama Antula, como la llamaban en quichua los nativos de Santiago del Estero, nació en 1730, en un contexto de una sociedad patriarcal jerárquica, donde la mujer estaba sometida a la voluntad del padre primero y luego a la del marido. Ella fue una de las privilegiadas en tener educación. Innovó con un destino diferente. Inquieta, determinada y visionaria se adelantó siglos en la defensa de lo que hoy son los derechos humanos. Hija de una época en la que la esclavitud era moneda corriente y hasta las órdenes religiosas tenían esclavos, ella era un ejemplo del respeto y del trato igualitario a todas las personas. María Antonia estaba tan convencida de sus ideales que con solo 15 años se enfrentó a su padre, un poderoso encomendero, era la cabeza de parte de una institución colonial llamada encomienda. El encomendero tenía numerosas obligaciones, de las cuales las principales eran enseñar la doctrina cristiana y defender a sus encomendados.


Casa donde vivió Mamá Antula en Constitución
Casa donde vivió Mamá Antula en Constitución

–Mi corazón no puede soportar más el maltrato que reciben los indios en la encomienda. Yo los siento como hermanos, de verdad. El dolor de ellos es el mío.

A medida que lo enfrentaba y salían a la luz sus sentimientos, también aumentaba su fuerza interior. Tomó más coraje y le dijo:

–Padre, tengo que comunicarle una noticia que sé que lo va a desilusionar, porque no es lo que usted pensó para mí. No me casaré ni seré monja. Me instalaré en el beaterio de los jesuitas para servir a los más necesitados y vivir como pobre.

Don Francisco quedó atónito. Pensó que iba a estallarle el corazón ante semejantes palabras. Su hija lo estaba desafiando. La cólera se apoderó de él.

–María Antonia, ¿qué estás diciendo? Tú me causas una gran decepción. Dios te concedió dones de los que las otras jóvenes no gozan. Por tus venas corre sangre de conquistadores.

Don Francisco no podía concebir que su hija no se casara ni se consagrara como monja, los dos únicos destinos, por entonces, para las mujeres.

–María Antonia, hija, tus rasgos europeos te hacen la más bella. Tus manos tan delicadas no están hechas para el esfuerzo.

Ella escuchaba cada palabra de su padre sin perder la templaza. Había tomado una decisión y nada ni nadie la convencería de lo contrario. Ante su silencio, al comprobar que su hija permanecía imperturbable, don Francisco, ya desbordado, sentenció: –Si esa es tu decisión, las puertas de esta casa se cierran para siempre para ti.

 

Y así fue que en 1745 dejó todo y se quedó con su nombre de pila María Antonia al que le agrego el apellido de San José. Se dirigió hacia donde estaban instalados los jesuitas. Hacía años que ella vivía cautivada por los libros y el conocimiento que habían traído de Europa. Los mismos jesuitas depositaban su entera confianza en Mama Antula, quien colaboraba con las tareas sociales propias de la Compañía de Jesús. Ese mismo año el Rey Felipe V nombra a José de Andonaegui gobernador y capitán del Río de la Plata

Tras la expulsión del territorio americano de los jesuitas, con los que María Antonia había conocido la espiritualidad ignaciana, ella encontró su razón de vivir: organizar Ejercicios Espirituales y obras de ayuda social para niños y mujeres abandonadas.

"La providencia del Señor hará llanos los caminos que a primera vista parecen insuperables", es una de las frases por la que, según Suárez, más se conoce a Mama Antula y que, interpreta la escritora, le serviría para darse aliento frente a las muchas negativas que tuvo cuando llegó a Buenos Aires en 1779, tras caminar con un grupo de amigas unos cuatro mil kilómetros desde Santiago del Estero.

"Aquí, en Buenos Aires, primero los niños les tiraron piedras pensando que eran brujas, el Virrey la rechazó y el obispo la hizo esperar nueve meses hasta darle permiso para hacer los Ejercicios", sintetiza Suárez.

 

En su extenso éxodo se manifestaron dones extraordinarios, tal como testimonian personas que la conocieron y quedó registrado en el documento vaticano Positio. En el camino de regreso de Tucumán impidió que se la devorara un puma solo con sus palabras; y ante su presencia, la comida y otras especies se multiplicaban. Sus pedidos siempre se cumplían porque, ante el rechazo, la situación se revertía a su favor de manera inexplicable. También en Buenos Aires llegó a bilocarse, es decir, estar en dos lugares al mismo tiempo, según cuentan los testigos.

¿POR QUÉ LA PRIMERA FEMINISTA?

Mama Antula es una mujer que sobresale en la escena de los albores de la Argentina por su coraje, rebeldía, y actitud desafiante. Además, renunció a las ventajas de su posición de noble, tomó el mando de una actividad que era dirigida exclusivamente por hombres y lideró a un grupo de mujeres que la secundaron en esta tarea.

María Antonia vivió para los más necesitados. Fue a su vez la inspiradora de actos altruistas y contagió a sus bienhechores, quienes colaboraron con la sociedad de la naciente República Argentina. Nada la detuvo, ni siquiera la violencia de la cual fue víctima. La tomaron por hechicera, su cuerpo recibió piedras de mano de unos hombres, pero también le concedieron los más altos honores. La consultaban como a un oráculo y su palabra tenía gran incidencia entre las principales autoridades de la naciente metrópoli porteña.

Para Locatelli, Mama Antula es hoy "un modelo de mujer a mirar en una sociedad en la que hay mucho vacío; es extremadamente líquida y donde uno no encuentra un amparo". Sobre la libertad con la vivió, la periodista concluye que es de "una rebeldía constructiva".

Además de ser llamativa por su actitud, en estos días en el Vaticano se está evaluando el segundo presunto milagro por la intercesión de Mama Antula, y si la curación fuera considerada inexplicable para la ciencia, como lo fue la primera que la consagró como beata, dará a la Argentina su primera santa mujer laica, pionera del feminismo en esta tierra austral.

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